martes, 30 de noviembre de 2010

Textos y Escritos por Medardo Mejia

Ni lo uno ni lo otro

Agradezco  altamente a mis amigos sus nobles sentimientos en mi pro expresados en la prensa y la radio. Ellos son tantos que voy a omitir sus nombres pero concentrados todos que me sirve en lugares de honor para facilitar mi desenvolvimiento en la Literatura o, en otro caso, para bien aconsejar a los altos funcionarios del gobierno dado que me consideran alguna habilidad política.

A propósito debo de decir que me  conozco perfectamente y se lo que soy y lo que no soy, cuáles son mis capacidades y cuáles son mis deficiencias, hasta donde puedo llegar en la vida y que cimas están vedadas. La severidad auto critica con que me trato hace años me han situado en el lugar que me corresponde en las ordenes intelectual y moral.

No creo que podría alcanzar un premio de renombre en Literatura porque la obra que me lo diera no existe ni me acompaña el ingenio superior que se requiere para crearla. Aquí en el hato escribo mis cositas que algunas veces caen bien a los generosos lectores y otras veces  dan  dolor de cabeza a los opuestos. Lo hago por pasatiempo y me regocijan con ingenuidad porque con algo debe entretenerse uno dejando con resignada satisfacción los Chimborazo y los Everest a los talentos universales. Para el hombre equilibrado y sano ¡que placer tan grande siente con el provecho, el triunfo y las gloria  de sus amigos compatriotas y semejante! Ese es el placer que me invade cuando veo gajos de laurel en las sienes de los demás; y, es mayor el placer cuando reconozco honradamente, con la hombría que me asiste, que están bien esos laureles en esas sienes y no en las mías que no podrían ganarlos. Creo que esta explicado el caso.

Tampoco podría ser consejero de ningún gobierno, en razón de que mis consejos serian de buena fe, objetivos, directos, encaminados a la salud y bienestar de la inmensa mayoría, resultado al cabo que los gobernantes se reirán del quijote que les propusiera sandeces, sabiéndose ellos, como se saben, gestores políticos de la minoría ingrata y usuaria. En honduras, la minoría dominante (imperial y oligárquica) exige incondicionalidad de sus sirvientes en el Estado, desde los más altos hasta los más microscópicos. Sin las “virtud” de la incondicionalidad no hay aceptación ni sueldo ni prebenda, y yo sigo la línea trazada por Fray Antonio de Guevara, confesor de Carlos V y escritor de obras celebres, entre ellas la que se titulan Menosprecio de Corte y alabanza de aldea, en la que declara que hastiado de la intriga, la ceremonia y la mentira de Palacio, le place más la vida simple de los campesinos, el verdor del boscaje, la canción de las aves y la tierna voz del arroyuelo.

En cuanto a mi vida, soy pobre, es verdad, pero me gusta más las pobreza que la riqueza. De la pobreza que me asiste nace mi actitud ante la sociedad y el mundo. Pienso que si fuera rico, a fuerza de ejercer injusticia, sería una bestia. En medio de la pobreza, estoy con el pueblo, que es pobre. Además siendo el pueblo trabajo honradamente y soy un trabajador. Esta situación me da vigor y claridad mental, hasta donde es posible. Así es que mis queridos amigos, agradezco las sanas intenciones y los buenos deseos de ustedes; pero como dice el refrán: “bien esta San Pedro en Roma aunque no coma”.

Mejía M.(1969-1967)



Barba Jacob

Poetas… no digáis que los hubo en la América de siempre, si en la página de los más prominentes omitís el de aquel de la rural presencia que le caía en desorden el pelo sobre la frente al sacudirle el numen de zodiacal influencia.
Alto, seco, huesodo locuaz, indiferente, dijerase un dios indio venido a actuales épocas a revelar misterios de pétreos calendarios de la oculta autoctonía con palabras tan rutilas que huían en derrota viejos vocabularios.
El día en que teúrgico elevaba el acento para ser un torrente lirico si rival, ajeno a la mancilla de modas pasajeras, imponían el arrobo en cuantos escuchaban sus naturales músicas que recogía en las eras.

Y si pedís más pruebas de su misión transeúnte, diré que en estos agros ingenuos, reprimidos al ver la espín a y lagrima se hizo cantor del hombre agobiado; y volviéndose un  simón de cierne, cargo con su madero y su dolor sin nombre.

Paso lleno de vicios…. Llegamos en el astro… fue por veras versátiles... pleno de endecasílabos melódicos que dieran a las lluvias y el palmar. Y al ser vidente, intuía la infinitud del mundo con un fluir en el origen que nunca a de cesar.

¡Bárbara Jacob! Campánulas por querendón de Honduras central y alta en américa con su polifonía. Honduras, otra Antioquia, “Vigorizo tu aliento” y acaso agrego números al son de tu poesía esdrujularia y fácil y libre como el viento.

Mejía M. (1969)


Patria 

Es aquella nación por la cual se siente el Hombre el afecto más puro en virtud de su origen y destino, para la cual desea todos los bienes materiales y espirituales posibles, en constante aumento por la cual rechaza con valor el daño que mengue o la injuria que la deprima, ya venga de un conciudadano, ya la infiera la persona extraña, por el mismo inmenso amor quiere y busca para ella con pensamiento y obra un nivel de soberano honor, elevado a la ves igual conjunto fraterno de las naciones del mundo.
Bien o mal concebida inmortal idea, que viene de nuestros padres, nos acompaña siempre, y pasara a nuestros hijos, así definimos nosotros, con alma y corazón a nuestra patria Honduras, sección de Centro América, la amada Patria Grande, que un día alcanzaremos.


Mejía M. (1964-1965)


“Cinchonero” en Pequeño Libro

En los ámbitos de la Republica ha gustado el drama nacional “Cinconchero” a propósito de él se han hecho publicaciones de honrosas plumas en la prensa. Se han recibido numerosas, se han recibido numerosas cartas elogiosas de los departamentos. Y en las radiodifusoras han sido frecuentes las alusiones favorables. Para todos nuestro profundo agradecimientos, y en especial para el licenciado Jorge Duron, quien fue el primero en saludarlo con un hermoso artículo publicado en las páginas del diario “EL DIA”. Todos  han comprendido que desde la revista Ariel, antes de pensar en particularismos destructores, pensamos en las edificación de los cimientos patrios.

Con tiempo avisamos a nuestros agentes y amigos de la republica la decisión de publicar el Cinconchero en pequeño libro, por el interés que pudieren tener en esta publicación, que es historia del país y es literatura.

Mejía M.(1964-1965)



Guerra Social Contra Los Diezmos de Olancho

Fueron tan famosos, que hasta en México hemos oído en conversación corriente de mexicanos que ignoran donde queda Olancho: “Fulano me ha cobrado los diezmos de Olancho por cosa tan pequeña”. Seguramente, la expresión fue hasta allá transportada por arrieros centroamericanos, donde se sumó a los modismos del Anáhuac.

Los diezmos de Olancho fueron fuente de guerras sociales inmediatamente después de la Independencia. Las llamadas facciones olanchanas se levantaban en contra de los diezmos, y las hubo en las dos primeras décadas de la Republica Federal, repitiéndose con más frecuencia a lo largo del gobierno de Medina.

Nuestros historiadores, que no han ido a la sociología del país por gustarles más el quedarse en la superficie de las luchas por el poder, no han distinguido por ese hecho, error imperdonable lo que es una montonera de lo que se puede ser en la guerra social.

Según ellos solo hemos tenido montoneras. Que fulano se alzó, que boto a zutano; que entonces zutano se volvió a levantar y le dio el volatín a fulano, y así, en esa forma, van corriendo la película de la historia nacional.

Bien que los montoneros fulano y zutano anduvieran cerro arriba y cerro abajo, en carreras, por satisfacer sus ambiciones menguadas. Pero debajo de aquel afán siempre hubo aspiraciones populares, es decir que el pueblo, o parte de él, siguió a fulano o a zutano por las promesas que le hizo de sacarlo del infierno para llevarlo a la gloria.

No obstante, más de una vez hubo coincidencia entre el pueblo aspirante y sus dirigentes, y fue entonces que se ofrecieron los pocos florecimientos históricos que se registran en la dinámica vida nacional.

En la guerra social contra los diezmos de Olancho, hubo coincidencia entre el pueblo de la región y sus dirigentes. Después de la tremenda ahorcancina, la petición de la ciudadanía contenida en el Acta inserta para que fueran abolidos los diezmos, denuncian la esencia de aquellas generalizaciones históricas.

Mejía M. (1964)



El Centenario de la Ahorcancina

Empezamos a publicar en este número el drama LA AHORCANCINA. Decimos drama por darle un nombre, aunque tal vez no lo sea. Un drama responde a un género literario duramente elevado y serio, y nosotros, teniendo la noción de nuestra medida justa, no creemos llegar a tan serenas alturas.

LA AHORCANCINA precede a CINCONCHERO en la Trilogía LOS DIEZMOS DE OLNACHO. Antes habíamos publicado CINCONCHERO y dejamos a la AHORCANCINA para esta ocasión con el OBJETO DE RECORDAR EL CENTENARIO DE LA AHORCANCINA DE OLANCHO, HCHO BARBARO PERPRETADO POR JOSE MARIA MEDINA EN 1865.

De esta manera la REVISTA ARIEL recuerda el siglo de haberse cometido aquel espantoso genocidio, y no le importa que los demás guarden calculando silencio sobre él, porque en obsequio a la verdad, no ha sabido gobierno ni grupo gubernamental, de distinto color, que no lleve en la conciencia la mancha de un delito genocida. Todos, en este sentido, han continuado en la tradición salvaje de José María Medina y han sido medinistas.
Los  teóricos del medinismo pretenden salvar a aquel bárbaro con la sonaja del ferrocarril nacional; pero disimulan el empresito inglés. Pues bien: oportunamente la Revista Ariel presentara pruebas de aquel empresito más que para construir el ferrocarril que no llego a San Pedro Sula en tiempo de Medina, sirvió para presionar una larga lista civil, en la que andaban inscritas hasta unas viejas que hacían rosquetes aquí en Tegucigalpa y el señor obispo de Comayagua, aparte de los mediones, los medinas y los medinitas. ¿Y cuánto le costó a Honduras el pago de aquel empréstito?
HONOR A LOS MIL DOSCIENTOS AHORCADOS DE OLANCHO HACE CIEN AÑOS.HONOR A LOS DOSCIENTOS FUCILADOS.HONOR A LAS SEISCIENTAS FAMILIAS EXTRAÑADAS.HONOR A TODAS LAS VICTIMAS DE AQUELLA MONSTRUOSA CATASTROFE SOCIAL.
Mejía M. (1965) 


Las Elecciones Mayas y las Elecciones Hondureñas

Sin darle nombre a la cosa muy antes de la era vulgar, los antiguos mayas practicaron el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Tenía que ser así una sociedad de intereses comunes en la que ni siquiera existían los conceptos de lo tuyo y lo mío por no haber clases sociales ni los engendros de los partidos, las camarillas y los caudillos.

La democracia era directa y universal, la asamblea popular era el primer poder que ejercía funciones electorales plebiscitarias, legislativas y penales. En receso de esta la representaba un consejo de ancianos que ejercía a los ejecutivos y la administración corría a cargo de dos personajes que en maya del siglo XVI llevaban los nombres halach uinic (responsable de las actividades agrícolas de la paz) y nacom (jefe del ejército en tiempos de guerra) en maya quichete le llamaba ahpop al primero y ahpop camha al segundo. Con todo la historia de los mayas es una historia sin guerra.

El pueblo era el soberano, no había príncipes, ni reyes ni emperadores, como lo afirman los cronistas españoles, aunque si existían personajes de reconocida fama por sus hechos heroicos y generosos. Tampoco había estado, lo que indica que tampoco habían políticos, ni los funcionarios, ni los burócratas, ni los suspirantes por los puestos públicos. Así resulta falsa la hipótesis de la Ciudad-Estado entre los antiguos mayas, sostenida por algunos teóricos actuales.

Todos los mayas podían elegir y ser electos, desde cierta edad y sin distinción de sexo, el voto lo practicaban en forma personal, indelegable, pública y sin influencias ni presiones extrañas. La inspiración del sufragio era de interés común, y nunca el particular. Para votar levantaban la mano abierta con la palma hacia afuera. Si no la levantaban se abstenían decidían las votaciones la unanimidad y la mayoría.

Los electos necesariamente reunían las cualidades de capacidad, responsabilidad, inteligencia, honestidad y fidelidad. Nadie que careciera de un solo atributo de estos podía ser electo. Si en el ejercicio de su delegación perdía alguno le substituían sin contemplaciones.

En la antigua Copan los comicios se practicaban en la  gran  plaza norte, en la gradería de piedra se sentaban los electores por grupos gentilicios, fratrias y tribus. Y en el montículo de la parte sur se esconde una pirámide truncada, se instalaban los dignatarios electos y por elegir.
Basta,
Ahora mediten y digan los lectores si las elecciones mayas podrán parecerse, en su grandeza, inspiración, esencia y forma, a pesar de remotas, con las elecciones hondureñas que veremos en los días próximos.

Mejía M.(1964-1965) 

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