lunes, 6 de diciembre de 2010

Bibliografia

Quien fue Medardo Mejia
Sección Honduras,  Arrellano. J (2003). Colección Cultural de Centro América, (pg.256-257) Edit. Impelibros S.A
  
Poemas 

Al ALTO LIRICO DE AGUILAS Y CONDORES
José Antonio Domínguez
Una Canción Antigua En Prosa Nueva
Noches de Guayape
Cadenas Áureas
Luna Mejía, M.(1961) Índice General de Poesía Hondureña (pp563-574) Edit. Jakez México DF.

Amada Ideal 
Medardo M.(1964-1965) Amada Ideal, Revista Ariel, Marzo, p.5, Tomo 163

Escritos y Textos
 
Ni lo uno ni lo otro
Mejía M.(1969-1967) ni lo uno ni lo otro, Revista Ariel, Junio pp.17-18.No.62, Tomo 211

Barba Jacob
Mejía M. (1969) Barba Jacob, Revista Ariel, Diciembre p.5 Tomo 217
 
Patria
Mejía M. (1964-1965) Patria, Revista Ariel ,Febrero p.14 Tomo 161

“Cinconchero” en Pequeño Libro
Mejía M.(1964-1965) Cinconchero en pequeño libro, Revista Ariel, Enero p.14 Tomo 160

 Guerra Social Contra Los Diezmos de Olancho
Mejía M. Guerra Social Contra los Diezmos de Olancho, Revista Ariel, abril,p.5, Tomo 164
El Centenario de la Ahorcancina 
Mejía M. (1965) Centenario de la Ahorcancina, Revista Ariel, Julio,p.3, Tomo 167

Las Elecciones Mayas y las Elecciones Hondureñas
Mejía M.(1964-1965) Las Elecciones Mayas y las Elecciones Hondureñas, Revista Ariel,Septiembre,p.7,Tomo 168



martes, 30 de noviembre de 2010

Textos y Escritos por Medardo Mejia

Ni lo uno ni lo otro

Agradezco  altamente a mis amigos sus nobles sentimientos en mi pro expresados en la prensa y la radio. Ellos son tantos que voy a omitir sus nombres pero concentrados todos que me sirve en lugares de honor para facilitar mi desenvolvimiento en la Literatura o, en otro caso, para bien aconsejar a los altos funcionarios del gobierno dado que me consideran alguna habilidad política.

A propósito debo de decir que me  conozco perfectamente y se lo que soy y lo que no soy, cuáles son mis capacidades y cuáles son mis deficiencias, hasta donde puedo llegar en la vida y que cimas están vedadas. La severidad auto critica con que me trato hace años me han situado en el lugar que me corresponde en las ordenes intelectual y moral.

No creo que podría alcanzar un premio de renombre en Literatura porque la obra que me lo diera no existe ni me acompaña el ingenio superior que se requiere para crearla. Aquí en el hato escribo mis cositas que algunas veces caen bien a los generosos lectores y otras veces  dan  dolor de cabeza a los opuestos. Lo hago por pasatiempo y me regocijan con ingenuidad porque con algo debe entretenerse uno dejando con resignada satisfacción los Chimborazo y los Everest a los talentos universales. Para el hombre equilibrado y sano ¡que placer tan grande siente con el provecho, el triunfo y las gloria  de sus amigos compatriotas y semejante! Ese es el placer que me invade cuando veo gajos de laurel en las sienes de los demás; y, es mayor el placer cuando reconozco honradamente, con la hombría que me asiste, que están bien esos laureles en esas sienes y no en las mías que no podrían ganarlos. Creo que esta explicado el caso.

Tampoco podría ser consejero de ningún gobierno, en razón de que mis consejos serian de buena fe, objetivos, directos, encaminados a la salud y bienestar de la inmensa mayoría, resultado al cabo que los gobernantes se reirán del quijote que les propusiera sandeces, sabiéndose ellos, como se saben, gestores políticos de la minoría ingrata y usuaria. En honduras, la minoría dominante (imperial y oligárquica) exige incondicionalidad de sus sirvientes en el Estado, desde los más altos hasta los más microscópicos. Sin las “virtud” de la incondicionalidad no hay aceptación ni sueldo ni prebenda, y yo sigo la línea trazada por Fray Antonio de Guevara, confesor de Carlos V y escritor de obras celebres, entre ellas la que se titulan Menosprecio de Corte y alabanza de aldea, en la que declara que hastiado de la intriga, la ceremonia y la mentira de Palacio, le place más la vida simple de los campesinos, el verdor del boscaje, la canción de las aves y la tierna voz del arroyuelo.

En cuanto a mi vida, soy pobre, es verdad, pero me gusta más las pobreza que la riqueza. De la pobreza que me asiste nace mi actitud ante la sociedad y el mundo. Pienso que si fuera rico, a fuerza de ejercer injusticia, sería una bestia. En medio de la pobreza, estoy con el pueblo, que es pobre. Además siendo el pueblo trabajo honradamente y soy un trabajador. Esta situación me da vigor y claridad mental, hasta donde es posible. Así es que mis queridos amigos, agradezco las sanas intenciones y los buenos deseos de ustedes; pero como dice el refrán: “bien esta San Pedro en Roma aunque no coma”.

Mejía M.(1969-1967)



Barba Jacob

Poetas… no digáis que los hubo en la América de siempre, si en la página de los más prominentes omitís el de aquel de la rural presencia que le caía en desorden el pelo sobre la frente al sacudirle el numen de zodiacal influencia.
Alto, seco, huesodo locuaz, indiferente, dijerase un dios indio venido a actuales épocas a revelar misterios de pétreos calendarios de la oculta autoctonía con palabras tan rutilas que huían en derrota viejos vocabularios.
El día en que teúrgico elevaba el acento para ser un torrente lirico si rival, ajeno a la mancilla de modas pasajeras, imponían el arrobo en cuantos escuchaban sus naturales músicas que recogía en las eras.

Y si pedís más pruebas de su misión transeúnte, diré que en estos agros ingenuos, reprimidos al ver la espín a y lagrima se hizo cantor del hombre agobiado; y volviéndose un  simón de cierne, cargo con su madero y su dolor sin nombre.

Paso lleno de vicios…. Llegamos en el astro… fue por veras versátiles... pleno de endecasílabos melódicos que dieran a las lluvias y el palmar. Y al ser vidente, intuía la infinitud del mundo con un fluir en el origen que nunca a de cesar.

¡Bárbara Jacob! Campánulas por querendón de Honduras central y alta en américa con su polifonía. Honduras, otra Antioquia, “Vigorizo tu aliento” y acaso agrego números al son de tu poesía esdrujularia y fácil y libre como el viento.

Mejía M. (1969)


Patria 

Es aquella nación por la cual se siente el Hombre el afecto más puro en virtud de su origen y destino, para la cual desea todos los bienes materiales y espirituales posibles, en constante aumento por la cual rechaza con valor el daño que mengue o la injuria que la deprima, ya venga de un conciudadano, ya la infiera la persona extraña, por el mismo inmenso amor quiere y busca para ella con pensamiento y obra un nivel de soberano honor, elevado a la ves igual conjunto fraterno de las naciones del mundo.
Bien o mal concebida inmortal idea, que viene de nuestros padres, nos acompaña siempre, y pasara a nuestros hijos, así definimos nosotros, con alma y corazón a nuestra patria Honduras, sección de Centro América, la amada Patria Grande, que un día alcanzaremos.


Mejía M. (1964-1965)


“Cinchonero” en Pequeño Libro

En los ámbitos de la Republica ha gustado el drama nacional “Cinconchero” a propósito de él se han hecho publicaciones de honrosas plumas en la prensa. Se han recibido numerosas, se han recibido numerosas cartas elogiosas de los departamentos. Y en las radiodifusoras han sido frecuentes las alusiones favorables. Para todos nuestro profundo agradecimientos, y en especial para el licenciado Jorge Duron, quien fue el primero en saludarlo con un hermoso artículo publicado en las páginas del diario “EL DIA”. Todos  han comprendido que desde la revista Ariel, antes de pensar en particularismos destructores, pensamos en las edificación de los cimientos patrios.

Con tiempo avisamos a nuestros agentes y amigos de la republica la decisión de publicar el Cinconchero en pequeño libro, por el interés que pudieren tener en esta publicación, que es historia del país y es literatura.

Mejía M.(1964-1965)



Guerra Social Contra Los Diezmos de Olancho

Fueron tan famosos, que hasta en México hemos oído en conversación corriente de mexicanos que ignoran donde queda Olancho: “Fulano me ha cobrado los diezmos de Olancho por cosa tan pequeña”. Seguramente, la expresión fue hasta allá transportada por arrieros centroamericanos, donde se sumó a los modismos del Anáhuac.

Los diezmos de Olancho fueron fuente de guerras sociales inmediatamente después de la Independencia. Las llamadas facciones olanchanas se levantaban en contra de los diezmos, y las hubo en las dos primeras décadas de la Republica Federal, repitiéndose con más frecuencia a lo largo del gobierno de Medina.

Nuestros historiadores, que no han ido a la sociología del país por gustarles más el quedarse en la superficie de las luchas por el poder, no han distinguido por ese hecho, error imperdonable lo que es una montonera de lo que se puede ser en la guerra social.

Según ellos solo hemos tenido montoneras. Que fulano se alzó, que boto a zutano; que entonces zutano se volvió a levantar y le dio el volatín a fulano, y así, en esa forma, van corriendo la película de la historia nacional.

Bien que los montoneros fulano y zutano anduvieran cerro arriba y cerro abajo, en carreras, por satisfacer sus ambiciones menguadas. Pero debajo de aquel afán siempre hubo aspiraciones populares, es decir que el pueblo, o parte de él, siguió a fulano o a zutano por las promesas que le hizo de sacarlo del infierno para llevarlo a la gloria.

No obstante, más de una vez hubo coincidencia entre el pueblo aspirante y sus dirigentes, y fue entonces que se ofrecieron los pocos florecimientos históricos que se registran en la dinámica vida nacional.

En la guerra social contra los diezmos de Olancho, hubo coincidencia entre el pueblo de la región y sus dirigentes. Después de la tremenda ahorcancina, la petición de la ciudadanía contenida en el Acta inserta para que fueran abolidos los diezmos, denuncian la esencia de aquellas generalizaciones históricas.

Mejía M. (1964)



El Centenario de la Ahorcancina

Empezamos a publicar en este número el drama LA AHORCANCINA. Decimos drama por darle un nombre, aunque tal vez no lo sea. Un drama responde a un género literario duramente elevado y serio, y nosotros, teniendo la noción de nuestra medida justa, no creemos llegar a tan serenas alturas.

LA AHORCANCINA precede a CINCONCHERO en la Trilogía LOS DIEZMOS DE OLNACHO. Antes habíamos publicado CINCONCHERO y dejamos a la AHORCANCINA para esta ocasión con el OBJETO DE RECORDAR EL CENTENARIO DE LA AHORCANCINA DE OLANCHO, HCHO BARBARO PERPRETADO POR JOSE MARIA MEDINA EN 1865.

De esta manera la REVISTA ARIEL recuerda el siglo de haberse cometido aquel espantoso genocidio, y no le importa que los demás guarden calculando silencio sobre él, porque en obsequio a la verdad, no ha sabido gobierno ni grupo gubernamental, de distinto color, que no lleve en la conciencia la mancha de un delito genocida. Todos, en este sentido, han continuado en la tradición salvaje de José María Medina y han sido medinistas.
Los  teóricos del medinismo pretenden salvar a aquel bárbaro con la sonaja del ferrocarril nacional; pero disimulan el empresito inglés. Pues bien: oportunamente la Revista Ariel presentara pruebas de aquel empresito más que para construir el ferrocarril que no llego a San Pedro Sula en tiempo de Medina, sirvió para presionar una larga lista civil, en la que andaban inscritas hasta unas viejas que hacían rosquetes aquí en Tegucigalpa y el señor obispo de Comayagua, aparte de los mediones, los medinas y los medinitas. ¿Y cuánto le costó a Honduras el pago de aquel empréstito?
HONOR A LOS MIL DOSCIENTOS AHORCADOS DE OLANCHO HACE CIEN AÑOS.HONOR A LOS DOSCIENTOS FUCILADOS.HONOR A LAS SEISCIENTAS FAMILIAS EXTRAÑADAS.HONOR A TODAS LAS VICTIMAS DE AQUELLA MONSTRUOSA CATASTROFE SOCIAL.
Mejía M. (1965) 


Las Elecciones Mayas y las Elecciones Hondureñas

Sin darle nombre a la cosa muy antes de la era vulgar, los antiguos mayas practicaron el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Tenía que ser así una sociedad de intereses comunes en la que ni siquiera existían los conceptos de lo tuyo y lo mío por no haber clases sociales ni los engendros de los partidos, las camarillas y los caudillos.

La democracia era directa y universal, la asamblea popular era el primer poder que ejercía funciones electorales plebiscitarias, legislativas y penales. En receso de esta la representaba un consejo de ancianos que ejercía a los ejecutivos y la administración corría a cargo de dos personajes que en maya del siglo XVI llevaban los nombres halach uinic (responsable de las actividades agrícolas de la paz) y nacom (jefe del ejército en tiempos de guerra) en maya quichete le llamaba ahpop al primero y ahpop camha al segundo. Con todo la historia de los mayas es una historia sin guerra.

El pueblo era el soberano, no había príncipes, ni reyes ni emperadores, como lo afirman los cronistas españoles, aunque si existían personajes de reconocida fama por sus hechos heroicos y generosos. Tampoco había estado, lo que indica que tampoco habían políticos, ni los funcionarios, ni los burócratas, ni los suspirantes por los puestos públicos. Así resulta falsa la hipótesis de la Ciudad-Estado entre los antiguos mayas, sostenida por algunos teóricos actuales.

Todos los mayas podían elegir y ser electos, desde cierta edad y sin distinción de sexo, el voto lo practicaban en forma personal, indelegable, pública y sin influencias ni presiones extrañas. La inspiración del sufragio era de interés común, y nunca el particular. Para votar levantaban la mano abierta con la palma hacia afuera. Si no la levantaban se abstenían decidían las votaciones la unanimidad y la mayoría.

Los electos necesariamente reunían las cualidades de capacidad, responsabilidad, inteligencia, honestidad y fidelidad. Nadie que careciera de un solo atributo de estos podía ser electo. Si en el ejercicio de su delegación perdía alguno le substituían sin contemplaciones.

En la antigua Copan los comicios se practicaban en la  gran  plaza norte, en la gradería de piedra se sentaban los electores por grupos gentilicios, fratrias y tribus. Y en el montículo de la parte sur se esconde una pirámide truncada, se instalaban los dignatarios electos y por elegir.
Basta,
Ahora mediten y digan los lectores si las elecciones mayas podrán parecerse, en su grandeza, inspiración, esencia y forma, a pesar de remotas, con las elecciones hondureñas que veremos en los días próximos.

Mejía M.(1964-1965) 

Poemas por Medardo Mejia


Al ALTO LIRICO DE AGUILAS Y CONDORES
                I
Villa Delgado, en Cuscatlán fragante,
Alcanzo nombre que el pregón repite
Al jazmín de la aurora renovada,
Al corindón del rumbo de las ñustas,
Al cuarzo ensangrentado del ocaso.

Lo sabe, pues, el ballenero nórdico,
El canto indígena de las nacientes islas,
El minero de australes paralelos,
Nadie duda su fama bien lograda,
Porque es un nombre de geografía poética,
De mapa dibujando en el espíritu.

Villa Delgado y Juan Ramón Molina
Se desposaron-raro desporro-
En el instante que la aldea cantaba
La canción de la vida y los zorzales,
Y el poeta dejaba caer la lira,
Rotas las cuerdas en el empedrado.

Una mujer del pueblo, conmovida,
Me dijo: “Venga a ver esta es la silla,
Esta la mesa, aquí tengo la copa.
Fue un solo sorbo y apoyo la frente.
Yo lo creí dormido. Estaba muerto.
Perdone usted. Perdone estas lagrimas…”

Pasado un rato se limpió el roció
Del alama con el blanco delantal
Y confeso: “yo soy Rosario Santos,
Que en mis abriles fui miel de trapiche
En barro de ilobasco, enloquecida
De amor por quien amaba más la muerte…”

La hija de Eva, la apasionada hermana
De María Magdala, siguió:
-Le ofrecí nardos, le ofrecí palomas
De sacrificio, y no  miro mi ofenda.
Fue un Dios despreciativo arrebatado
Por amores de reinos musicales…”

                             II
Somos hombres, hermanos. Como hombres
Publiquemos el crimen soterrado.
Somos hombres. Digamos como hombres
 Que no hubo negra idea de suicidio.
Somos hombres, hermanos. Como hombres
Denunciemos las guerras homicidas.

¡Jueces! Del fondo de los siglos nace
La voz de Píndaro, de Virgilio, del Petrarca,
De Manrique, de Sor Juana, de Cetina,
Para acusar con lava incandescente
A la clase social lo aplastara.

Cetina admira: “Fue rico su nectario”.
Sor Juana alaba: “Amo y esta salvado”
Jorge Manrique: “Mi hermano fue en el duelo”.
Y el Marques: “El también dejo letrilla
Para la su serrana, rosa y piña,
Bella y donosa en el jardín de Honduras.”

Villon grito: “-¡Bandidos a la horca!”
El Petrarca: “- son fieras sin amor”
“-les falta humanidad” rimo Virgilio.
“-Ignoran a las Musas”, canto Píndaro.
Y agregaron a coro: “-lo mataron
Para impedir el himno que libera…”

Habría ofrecido el himno de la patria,
 Porque el poeta nace para el Himno.
Para cantar al pueblo que trabajaba,
Haciendo la Moral justo reparto.

Para cantar en el la paz dichosa.
Para cantar en la guerra justa….

Y habría agregado canciones y elegías,
Canciones para los que aman entre rosas.
Elegías para los viajeros al silencio.
Canciones y Elegías bienhechoras,
 Por ser un bien la Vida, un bien la Muerte,
Dos notas entusiastas en el Cosmos.

                            III
¡Vaya, Protectores, que culpan a la victima
Y le dan razón al victimario!
¡Que hacen burla de aquel que fue mordido
Y encomian el veneno del coral!
¡Que la llaman justicia a la injusticia
Y toman por derecho lo arbitrario!

Apolo sabe  que Juan Ramón Molina,
Artífice del verso, tuvo en contra
Al grupo adinerado, que gobierna,
Engorda el cuerpo, saciar el apetito,
Odia al espíritu y odia sus valores:
Héroes, poetas, artistas, sabios, genios.

El tendedero Shylock le impuso un día
Labor de siervo en que sudara sangre,
Más diezmos espirituales bien contados
Y primicias literarias escogidas.
Tegucigalpa, San Salvador y muchos
Pueblos istmeños pueden declarar.

El gobernante a quien los palaciegos
Decídanle Tamagas de Coray, y lo era,
Preparo virus, afilo colmillos
Y ataco al predilecto de Minerva,
Por el delito de soltar las águilas
Reales de sus más altos vaticinios.

Nuevo Caín, sin mancha de otro Abel,
Fue perseguido. Como los “Condottieri”
Seguían con perros a sus enemigos
Hasta cazarlos… así lo persiguieron.
En tanto el- como el león o como el oso-
Busco la libertad de la caverna.

Confesión turbadora: así llego
A la blasfemia épica de Byron,
A castigar a los hombres de oro y mando
Con el sarcasmo lirico de Heine.
Y amo el dolor profundo con Leopardi.
Y fue sombrío como Baudelaire.

                         IV
No prosiguió el camino tenebroso
Que va a los reinos del eterno llanto
De qué habla Dante. Se volvió contrito
Al hogar, al vecindario, a las corolas,
Al rio bien amado, a la mujer azúcar,
A la patria hondureña, orfeón de pájaros.

Fue así que un día busco el amor divino
 Con letanías que aprendió de niño…
Creador del universo ¡clamamos misericordia!
Dios Espíritu Santo ¡honramos con tu gracia!
Dios Hijo Redentor ¡mira nuestra miseria!
Santísima Trinidad ¡danos inspiración!

Quiso salvar su alma del demonio,
Del mundo y de la carne, repitiendo:
Alta Santa María, ¡ruega por los mortales
Madre más que admirable, ¡mira a los afligidos!
Torre Del Rey David ¡Libertad te pedimos!
Estrella de la mañana, ¡alúmbranos el camino!

Canto la Antífona con un sin igual acento,
Como el de los cantores gregorianos:
Bajo tu protección es que nosotros acogemos,
Líbranos del Malvado, santa madre gloriosa!
Llueve tus bendiciones en nosotros. Amen

En vano deshojo la rosa mística
Para alcanzar la bienaventuranza.
La respuesta lograda fue el silencio.
Y siguió más que Job, en sufrimiento,
Viendo en la tierra lobos y no hombres,
Suponiendo en el cielo ángeles sordos.

Abismos tenebrosos en el torno de el
Gente que lo abrazaba, gente infiel.
Quien le ofrecía amistad, era Luzbel.

                          V
Lamentemos hermanos la desgracia
De haber perdido al embajador de Apolo,
Que vino a hacer poesía con recursos
Del hondureño espíritu y que vino,
Como augur, a mostrar la senda exacta
Que lleva a la victoria y a la gloria.

Más, no lo lloremos como los hipócritas
Que estas presente en la mañana verde.
En la substancia, en las formas naturales.
En las germinaciones, en las palpitaciones.
En cualquier niño que recibe pecho
De cualquier madre que registra Honduras.

Llego el final… y para despedirnos,
Vengan a las crateras y el grito dionisiaco.
¡Arriba el nombre de Juan Ramón Molina!
¡Arriba, muy arriba, hasta la gloria!
¡Abajo los victimarios del  poeta!
¡Abajo, muy abajo hasta el averno!

¡Viva la Lira!
             ¡Viva la Belleza!
¡Viva el Amor!   ¡Viva el Entusiasmo!
¡Vivan las Musas!
             ¡Viva la Esperanza!
¡Viva el vidente de “Águilas y Cóndores”






José Antonio Domínguez

Su niñez fue muy triste: sin duda meditaba
Ya porque en el silencio misterioso vivía;
En las noches de la luna al jazminero hablaba
De su hermana sutil, el Hada Melancólica.

Su juventud fue triste: el verso vaciaba
 El llanto de su vida tan abatida y mustia;
En las mañanas de oro con las rosas hablaba
De su novia silente y cercana, la Angustia.

Su plenitud fue triste: y un día de amargura
Insoportable y honda, dijo: “la sepultura
 Tendrá  un glorioso encanto para mi negra suerte”

Cuando pensó hacer esto, la hoja de la Nada
En sus goznes dio vuelta y una carcajada
De primas le alumbro la vía de la muerte.




Una Canción Antigua En Prosa Nueva

Cinco años me esperaste, dulce Victoria López,
Cinco años amorosos, la barbilla en la mano,
Formando alegres sueños, imaginando dichas;
O soportando inquieta el fragor de la carne
El martirio envolvente, la vigilia ardorosa
De la virgen intacta.

Vital o falleciente, puntual como un axioma,
Cuidabas los jilgueros y las floridas matas.
Nacida entre devotos adornabas a los santos
En guirnaldas silvestres.

Criada entre afanes diarios, tus manos cariñosa
Amasaban el pan jugoso como el mundo.
Tus tías y mis tías,
Cofres de tradiciones circunspectas,               
En el grave silencio de la mansión adusta,
Alentaban tus risas de argentinas vehemencias
O graves sorprendían tus continuos desmayos
Crepusculares negros.
Espera –te decían- que sea todo un hombre
Espera a ser la esposa del mejor de las casa.
Tú de la luna el alma, tu solo el torrente
De sangres que dialoga, tú me esperaste siempre
Firme, deshilachada.
Animosa, cobarde.
Por fin llegue una tarde, dulce Victoria López.
Me anunciaron los perros familiares.
Corrieron los chiquillos gritando mi llegada.
Hubo saludos, llantos, sorpresas y reproches.
Grata me fue la casa con su canción antigua.
Me hablo el corral añoso con su olor a vacada.
Me hablaron los caraos con su sombrea indecisa
Me hablaron la cañada y el rio y la llanura
Y los cerros azules y las nubes lejanas
Y los claros confines y mis sueños de mozo.
Y note sorprendido que entre aquella Babel
De saludos humanos y de saludos cósmicos,
Tú no decías nada.
Viniste hacia mi encuentro
Tus contrarias corrientes íntimas sometiendo
A reglas rigurosas.
Una mujer entera, una real hembra en todo.
Una maravillosa concreción de virtudes divinas y humanas.
Vi de tu madre aquella crudeza indomable
Que en caballo guerrero asaltaba vecinos
Multiplicando haciendas.
Tú no dijiste nada
Con tus astrales méritos
Y tus ancestros ciegos.
Y seguí mi camino porque así estaba escrito.
Peregrino del mundo pase por la casona de mis antepasados.
Estrellas me llamaban
Horizontes clamaban por la brisa
Los barcos esperaban por los puertos
Los meridianos arrastraban como imanes arcanos.
Dulce Victoria López
Fuerzas incontrastables y fatales
Converjan y divergen en lo eterno
Y en lo infinito del Universo.
Las fuerzas divergentes nos negaron
Nuestras nupciales dichas, nuestros sueños alegres
En el lecho de cedro con grandes cortinajes,
Allá en la casa antigua que dio terribles hombres,
Y dio reales mujeres…



Noches de Guayape

En las noches de estío  Guayape llueve
Oro de la infinita azulidad arcana;
Las mozas en la arena gravan la planta breve
Al ir a recogerlo en la tibia mañana.

 Y cada una de ellas con candor de paloma
Canta, y la batehuela agita primorosa,
Media inclinada, mientras de la camisa asoma
Un par de senos blancos con pezones rosa.

El rio gime y corre, besando la impecable
Morbidez de sus piernas. El viento indomable
Las abraza y se aleja suspirando. Los rastros
Seguí de esas muchachas un día con azoro,
No sé si por su senos, anáforas del decoro,
No sé si por su oro, llovizna de los astros.


Cadenas Áureas

María de los remedios, niña invicta
Te he visto ya en las onzas españolas.
Recuerdo fue en la casa centenaria
De un gentil hombre amigo de mi abuelo
En ella venían armas realas,
Físicos nobles y frases latinas.
Es doña Isabel, decía una gente-;
No –decía otra- es la sin par Mercedes.
Había discusiones sobre un ovalo
Que hacía sonar las liras del elogio.
Hoy comprendo… eras tú… labrada en gloria
De lumbres y de timbres jubilosos.

También recuerdo…
Haberte visto en prosa parnasiana.
En el ritmo ligero del artífice
De imágenes pasaste casi aérea.
Ibas hacia la dicha con sombrero
De paja fina y con traje de éter.
Te seguía un lebrel de san Bernardo,
Un animal hermoso te amaba.
A la vez en el cielo transparente
Había idealismo de palomas caídas.
Hoy entiendo… eras tú… un verbo sacro
Que solo admite sueños de belleza.
María de los remedios, tu radioso
Porte exige canciones rumorosas.
Se pasa uno las manos por los ojos
Porque ciegas de clara y mañanera.
Tu manzanilla es buena para el alma
Y para el cuerpo enfermo de desdichas
Infusión odorífera que enciende
Fe sideral en las covalencias.

De tu “bon vino” vale cada gota
Un florín en el verso castellano.
Y tú esta manzanilla las regalas
Y la viertes al viento cuando pasas
Licor que pone raras vibraciones
En el cristal de todos los espíritus.
Sin embargo, de mi quiero decirte
Que me haces daño con tu vino alegre.
Tus virtudes aracanas, sautiferas
En vez de buen me insuflan torbellinos
Has de saber que desde cierto día
Hiciste un orate. María de los Remedios.

María de los remedios. Soy guerrero
En corcel volador henchido de ecos.
Quisiera retenerte en mi casona
Con puertas y ventanas atrancadas
Si acaso te viera el Redentor,
Compasivo, desde una vez terrosa.
Si acaso te viera desde un cuadro,
Indignado, el libertador Bolívar.
De allí que nadie asalta mis dominios
Que Hallaría la muerte en la alambrada.
Ni que tú pretendieras escaparte
Que de hacerlo te golpearía inclemente
Placer de que no vieran mis amigos
Ni enemigos tus prendas acabadas.
Dicha de ver el bosque atormentado
Si no pasaras como el hada antigua.
Goce de ver a las convulsas nubes
Inspirándose en fantasías inútiles
Si dierasme tu grata manzanilla
Que atesora florines, María de los Remedios.

 Luna Mejía, M.(1961)


Amada Ideal

Fui aquel país en nave, en vuelo fácil,
Sin ruido de la ola, sin esfuerzo de la ala,
Hasta llegar a las riberas ultimas
De que hablaban los viajeros temerarios
Que ha pretendido ventanales amplios
Para avistar el más allá radiante.
Pase de ahí por la virtud del éxtasis
Que me fue dado sin saber las causa
De que no se aunque genios protectores
Y así avance por rutas matinales.

Triunfal se alzó una voz- salve, poeta
De especial privilegio, has arribado
Al confín que se niega a los mortales.
Porque tu ardor conviene compensarlo
Con la sorpresa que tendrás en breve
En la región de lo maravilloso…
Yo no sabía el título honrabame
Que está por sobre los humanos títulos
Por conocer la gloria ir revelada.

En aquel reino niegase el esfuerzo,
Los sentidos anulan sus informes,
El pensamiento pierde sus conceptos
Y la palabra sin aliento y fuerza
Entre el cetro al eternal silencio.
Yo no sabría decir, hoy no retorno,
Como es aquel país tan impreciso,
Inmaterial, sin tiempo y sin espacio,
Al que llegue por don especialismo,
Gracias al éxtasis, dado a los videntes.

He de firmar, quien vuelva de aquel reino
Sin movimiento, sin días y sin noches,
No podría cantar en ningún canto,
Lo que se ve sin vista de estos valles,
Lo que se siente sin sentir la corriente.
Alguna vez a patria semejante
Si no llevara, como en vago sueño,
La celeste visión que allá quedara.

Nombre a Virginia. La nombre con los timbres
Comarcanos, en nada pitagóricos,
Estas corolas tersas, aromadas,
Quedan muy lejos de su tez clarísima.
Para alcanzar sus altas perfecciones
Acaso valgan los selectos símbolos.
La luz con su milagro se le acerca
Y va a la zaga de su vestimenta,
De pliegues vaporosos, irreales.

Un día asistido de sonoras cuerdas
Pondere ala que amo entre pastores,
Seres sencillos de apratados riscos
Que con primaria mente ven más clara
La belleza ideal, casi fantástica.
Capaces de abstracción, los vi sonrientes
Al sospecharla en su sitial distante,
En la región del alba sin origen,
Más enseguida se volvieron tristes
Al encontrarla un sueño inconquistable.

Busco a Virginia en bosques de mujeres
Bellas, espirituales, pero en vano.
Creí encontrarla en donatila ardiente,
Haz de magnolias, fuego inapagable,
Pero el hastió me alejo violento.
Insistiendo, en Crisanta quise verla
Por ser excepcional en su ternura,
Pero el cansancio me invito a la marcha.
Pobre de mí, que busco aquí en la tierra
La que solo en lo ignoto puede estar.

Quiero decir por último que en todo
Momento aspiro al misterioso éxtasis
Que permite viajar aquel imperio
Donde Virginia es belleza misma.
Pero se oponen los tremendos círculos,
Poeta atormentado, hijo de Dante,
He de quedar en la siniestra sombra,
Amada ideal, Virginia no he de verte
Y adorarte, de hinojos, para siempre.


Medardo M.(1964-1965)